Recuerdas el juego de bola
en donde vivia Zenón,
que abandonó la región
y dejó la estancia sola.
Te acuerdas de Doña Lola,
de Cheo Canto y de Pinto,
del gallo blanco Florindo
que cantaba en el corral,
pero ya no me luce igual
la loma del tamarindo.
Y yo no olvido con cuanto afán
mi buen viejo trabajaba,
dÃÂa y noche se fajaba
para conseguir el pán.
"Las cosas buenas no están"
decia, "pero no me rindo"
y yo tampoco precindo
de los dÃÂas de mi infancia,
aunque perdió su elegancia
la loma del tamarindo.